Editors' note: In a first for Red Wedge, and in acknowledgement of the subject matter, this commentary piece appears in both English and Spanish
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The exhibition What May Come: The Taller de Gráfica Popular & the Mexican Political Print, displayed at the Art Institute of Chicago this past summer and early fall, brought with it an accessible overview of radical printmaking history spanning various regions in Mexico. Coordinated in conjunction with the 70th anniversary of the first groundbreaking acquisitions of Mexican prints by the Art Institute. Groundbreaking because, as the Art Institute claims, these would be the first acquisitions made by a U.S. museum from the Mexican government. Truly this exhibition could not have come at a more politically apropos time. Our current political landscape is charged with images of undocumented immigrant women and children caged in border-lining detainments facilities; to see images of those same faces defiantly combating fascism and asserting themselves as brave, formidable fighters creates an empowering atmosphere.
As confirmed in both the wall vinyls and the exhibition catalog, this exhibition actively sought to reestablish the professed commitment the museum has to the tradition of Mexican printmaking- the styles, techniques, and history. All of the associated materials, both audio and visual, were provided in English and in Spanish. This was only one facet of accessibility, another was the interactive screens that the Prints & Drawings Department of the Art Institute are known for. Their inclusion of texts or images that the attendee can peruse digitally, provide a more in- depth experience with the cased objects behind glass, or those hung from the walls.
The exhibition itself focused on several leading makers in the TGP collective. Specifically Leopoldo Méndez, Ángel Bracho, Isidoro Ocampo and of course the influence that José Guadalupe Posada had on this print workshop. Certain aspects of the exhibition also highlighted the connections between the workshop and Chicago. The Artist’s Union of Chicago was the first foreign venue for the workshop in 1938. This decision seemed to stem from the cross cultural travel between these places due to political, and artists motivations that was mentioned in the descriptions of the pieces and their makers.
Most of the works exhibited were lithographs, woodcuts, and linocuts. There is a mass audience appeal to these pieces. They are emotive, employ a kind of expressive realism, and are unabashedly radical. Certainly the majority of the works on view were focused on the anti-fascist movements within Mexico and abroad. They were expressly anti-Franco, anti-Hitler, and anti-Mussolini. The pieces visually advocated for a worker’s Internationalism, and demonstrated solidarity with persecuted peoples- specifically the Jewish population.
The post-war themed pieces that were included focused on another, later tendency within the workshop to return to images of popular history or cultural tradition. Indigenous influences were romanticized and they depicted rural or urban labor-especially the labor of women and mothers. These prints created an air of celebration and pride in folklore, superstition, trade–scenes from daily life. TGP print collective members were not entirely uncritical in their depiction of these themes however, some artists alluded to the distracting quality that superstition and tradition can be used to create when people are confronted with the possibility of change.
These differing currents of theme and focus spurred, in part, the splitting of the print collective. One dominant current wishing to rely heavily on themes of the international working class, and anti-imperialist organizing, and the other strong current wanting to return to specific expressions of Mexican identity, found in tradition, the Mother, and site-specific labor. Neither current able to reconcile with the other, or fully incorporate these threads which are so complimentary. That which a people can take pride in, can be their reason and cause for uniting and fighting forces who wish to destroy it.
Exhibitions such as these are refreshing to see within institutes that so often rely on appropriation and very little context to convey the art of another culture. Much more could have been done however to complicate the major trends within the TGP, giving it a more dynamic history. For instance, the tone used to describe the beginnings of a shift within the TGP toward a romantic past seemed borderline condescending as if there wasn’t a valid cause or context. The accessibility of language, coupled with the detail to various artist’s contributions to the workshop and the origins of the political influence of the Mexican Broadside style did however contribute to the success of this exhibition.
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La exposición lo que pueda venir: El taller de gráfica popular y la impresión mexicana política, en exhibición en el Art Institute of Chicago hasta el 12 de octubre, presentó una visión accesible de la historia grabada radical que extiende diversas regiones de México. Coordinada conjuntamente con el 70 aniversario de las primeras adquisiciones revolucionarias de estampas mexicanas por el Art Institute, la exposición se consideró pionera porque, como afirma el Art Institute, estas serían las primeras adquisiciones realizadas por el museo estadounidense del gobierno mexicano. Esta exposición llegó en un momento apropiado políticamente. Nuestro panorama político está cargado con imágenes de mujeres inmigrantes indocumentadas y de niños enjaulados y detenidos; ver imágenes de estos mismos rostros que luchan contra el fascismo afirman a sí mismos como los valientes, formidables, y combatientes pueden crear un ambiente de empoderamiento.
Como confirman los vinilos de pared y el catálogo de la exposición, esta exposición buscó activamente para restablecer el compromiso profesado entre el museo con la tradición mexicana de los grabados- en estilos, técnica, y en historia. Todos los materiales asociados, tanto de audio como visuales, fueron disponibles en inglés y en español. Esto fue solamente una faceta de la accesibilidad; otras incluyeron las pantallas interactivas que el Departamento de Impresiones y Dibujos dirigieron. Su inclusión de textos o imágenes que el público pudo hojear digitalmente, proporcionaron una experiencia más significativa que con las piezas detrás de vidrio, o que cuelgan sobre los muros.
La exposición se centró en varios líderes fabricantes del colectivo TGP, específicamente Leopoldo Méndez, Ángel Bracho, Isidoro Campo y por supuesto la influencia que José Guadalupe Posada tuvo sobre este taller de impresión. Ciertos aspectos de la exposición también descubrieron las conexiones entre el taller y Chicago. El Chicago Artists Union fue la primera sede extranjera para el taller en 1938. Esta decisión vino del viaje intercultural entre estos lugares debido a motivaciones políticas de los artistas y creadores mencionados en las descripciones de las piezas.
La mayoría de las obras expuestas fueron litografías, xilografías y linóleos. Hay una atracción para la audiencia masiva de estas piezas. Emotivas, ellas emplean un tipo de realismo expresivo y radical. Ciertamente, la mayoría de las obras expuestas se centraron en los movimientos antifascistas en México y en el extranjero. Eran expresamente antifranquista, anti-Hitler, y anti-Mussolini. Las piezas laboraban visualmente para el internacionalismo de los trabajadores y para demostrar solidaridad con el pueblo perseguido- específicamente la población judía.
Las piezas con temas de la posguerra incluidas en la exposición se centraron en la tendencia más adelante del taller a regresar a las imágenes de la historia popular o la tradición cultural de México. Influencias indígenas eran románticas y representaban la mano de obra rural o urbana-especialmente el labor de las mujeres y madres. Estas impresiones crearon un aire de celebración y orgullo en el folklore, la superstición, el comercio – escenas de la vida cotidiana. Miembros del colectivo del TGP no eran totalmente acríticos en su descripción de esos temas; sin embargo, algunos artistas se especializaron a la calidad de distracción que la superstición y la tradición ofrecieron enfrentados con a la posibilidad de cambio. Estos corrientes de tema y enfoque diferente estimularon, en parte, la división del colectivo de impresión. Una corriente deseo basarse en temas de la clase obrera internacional, y la organización anti-imperialista dominante, y la otra corriente con deseo a regresar a las expresiones de la identidad mexicana que se encuentran en la tradición, la madre, y el trabajo de sitio específico. Ninguna corriente pudo conciliar con la otra, o incorporar esas relaciones que son tan fraternales. En lo que el público se puede enorgullecer es que la razón y la causa de la unión y la lucha contra las fuerzas que querían destruirla no ganaron a borrar el espíritu de la gente.
Ver exposiciones como éstas dentro de los institutos que tanto usan apropiación y poco contexto para transmitir el arte de otra cultura es refrescante. Mucho más se podría haber hecho para explicar las tendencias principales dentro del TGP para darle a la exposición una historia más dinámica. Por ejemplo, el tono utilizado para describir los comienzos de un cambio dentro de la TGP hacia un pasado romántico parecía condescendiente, como si no tuviera causa o contexto válido. La accesibilidad del lenguaje, junto con el detalle de las contribuciones de los varios artistas del taller y los orígenes de la influencia política del estilo litografico mexicano sin embargo contribuyeron al éxito de esta exposición.
Brit Schulte is on the Red Wedge editorial board, blogs at The Hour Glass, and studies at School of the Art Institute Chicago. Jael Montellano is a writer of fiction, essays, and poetry. Her short stories have appeared in Camera Obscura, and she has had non-fiction essays appear on Red Lemonade’s Red Reader and The Rumpus.